Las magnolias vestidas de novia.....

Primero atravesé el Parque Rivadavia .Mientras lo transitaba a mis costados árboles llenos de magnolias blancas.Grandes,decorativas,de pétalos brillantes.No sabía que eran tan bonitas! Casi no las conocía. Tuve tiempo para observar a una estatua restaurada,una especie de venus con la ostra de agua,más allá el clásico monumento de Simón Bolívar y el muro mediano de onda andaluza con la Virgen de Luján,mirando hacia la avenida Rivadavia.Aquí me senté unos minutos a contestar y leer unos mensajes. Nadie me miraba.Sólo las magnolias blanquesinas y puras.....

Finalmente nos encontramos en la confitería La Plaza,frente al club Italiano.Elegimos una mesa al lado del ventanal que da al parque con el ingeniero Adriano Yannelli. Llegado recientemente de una de las provincias con paisajes más lindos del mundo,Mendoza.Viajaría en horas a Alemania donde lo espera además su hija Florencia realizando un post grado universitario .

Pedimos cafés con leche y tostados de pan negro con una buena capa de semillas.Salieron bien crocantes y el café bañado en espuma. 
En la mesa más próxima una pareja de la tercera edad estaban atentos a la lectura del diario y provistos de anteojos mientras comían medialunas de manteca,de propia manufactura y especialidad de la confitería Evidentemente eran ellos conocidos del lugar,inclusive me hizo suponer que se llamaban Ana y Juan José.
A los segundos Juan miraba un partido de fútbol de la liga europea en la pantalla mientras Ana ojeaba la revista de espectáculos,en su cuello lucía un rosario confeccionado con delicadas perlas diminutas .Juan llevaba puesta una boina cuadrillé y al costado de su mesa el bastón apoyado en un ángulo .Sentí claramente que estaba sentada entre las dos mesas.Iba y venía entre mis miradas,el vuelo de mis pensamientos y la conversación con Adriano.....
No sé.....

Tal vez ,los abrazos,las caricias,las voces ausentes de mis padres ,fallecidos muy jóvenes aún,la rutina diaria,familiar con aquellos detalles simples y genuinos .Algo de mí trasladé en Ana y Juan,algo entre nostálgico que extraño o añoro......No sé......

Ana y Juan se quedaron un rato más y partieron juntos tomados del brazo.A un paso lento pero seguro tomaron rumbo hacia la elegante calle Doblas con edificios rodeados de jardines interiores .
Con Adriano repasábamos anécdotas de otros viajes suyos por el mundo.Nada me divierte más que escucharlo,siempre tiene algo nuevo contar,una aventura por emprender,un discurso de dar....Además del tono mendocino tan pintoresco en su hablar.

- Adriano,seguís con tus proyectos de irte a vivir al Sur,creo al Lago Puelo en el sur patagónico?......-Quién se ocupa ahora de los perritos abandonados de la calle?.....¿Lo del castillo en Praga que deseabas comprar por unos pocos euros?....... -Cómo están Adro y Giovanna?.....¿Te acordás cuando le dijiste a la azafata de Aerolíneas que habías observado a través de la ventanilla un hilo o especie de pérdida de aceite en una turbina y en pleno vuelo?

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-Gloria,cuándo venís de nuevo a Mendoza?, sos siempre bienvenida,te falta conocer San Rafael......¿Cuándo vamos juntos a recorrer los pueblitos del sur de Francia?...Es uno de mis sueños....Te juro.....-Me llevo uno de tus libros para Sevilla...,sí?....-Te noto más suelta y descriptiva en tu último libro,me encanta tu estilo.....-Contame y dejá de ser tan introvertida en temas amorosos...

En la despedida, Adriano me abrazó con mucho cariño........Adoro el abrazo con la fuerza envolvente que rompe con todos los miedos internos.El abrazo fuerte,sin soltar,sin dejar,infinito.....
Minutos después volví a caminar por los mismos senderos del Parque Rivadavia en el corazón geográfico de la hermosa ciudad de Buenos Aires .En la búsqueda de mi auto estacionado sobre la avenida José María Moreno .En eso recordé de golpe una película donde el Emperador entregaba flores de magnolias a su enamorada,como una costumbre,hábito o tradición de época y, también frente a sus súbitus en alguna recompensa o agradecimiento.

 Ante mi sorpresa total las magnolias vestidas de novia me acompañaron solícitamente, despidiéndose de mí, hasta el final del Parque Rivadavia o mejor dicho del bosque con magnolios.

 Ya casi oscureciendo.......